Los días cálidos del verano en horario de trabajo son llevaderos gracias al sistema de aire acondicionado. Este sería un ‘mundo feliz’ si el frío artificial no afectara el aspecto de nuestra piel.
Hoy sabemos que la exposición continua al aire acondicionado altera el manto hidrolípido de la piel, es decir, esa capa que nos protege de las agresiones externas.
En condiciones normales, el pH de ese manto es ácido, pero por efecto del aire seco y la baja humedad de los ambientes climatizados se vuelve alcalino. El cambio produce sequedad en la piel y disminuye sus defensas.
Aunque el efecto es mayor en las personas con pieles secas, delgadas y con tendencia a la aparición de eczemas, las personas con piel grasa también resienten sus efectos.
Además, no solo es el aire acondicionado. Las pantallas de las computadoras y las fotocopiadoras contribuyen con la sequedad del cutis, advierte el dermatólogo Carlos Echevarría.
¿QUÉ HACER?
Para protegernos es importante identificar nuestro tu tipo de piel. Si tenemos piel seca necesitamos lociones limpiadoras y tónicas específicas.
En el caso de piel grasa, evita las cremas con aceites y agentes comedogénicos (que obstruyen los poros). Prefiere los productos a base de agua y propenilglicol. Las cremas hidratantes para piel seca no deben contener alcohol, pero sí agua, aceites, vaselina y ceramidas.
La manera como te secas el cutis también es importante. Muchas veces cometemos el error de restregar el rostro, cuando lo mejor es secarlo suavemente, dando palmaditas.
Permanecer en un ambiente seco obliga asimismo a utilizar productos de maquillaje de mejor calidad. Evita las bases y polvos que tapan los poros. Usa labiales elaborados con manteca de karité, una sustancia natural que mantiene la mucosa y los labios hidratados.
Para renovar la crema hidratante que te pones en la mañana, conserva en tu gaveta el mismo producto para colocártela regularmente. De esta manera el aire acondicionado no disminuirá la frescura de tu piel.
Y sobre todo, hidrátate adecuadamente. Toma sorbos de agua aunque no tengas sed, y consume más frutas y verduras. Sus antioxidantes nos protegen del envejecimiento prematuro.